Las fuerzas del gobierno sirio fueron desplegadas en Latakia y Tartus tras los enfrentamientos
Estocolmo, 29 de diciembre (Hibya) – Según informó Al Jazeera, fuerzas del gobierno sirio fueron desplegadas en las ciudades costeras de Latakia y Tartus después de que las manifestaciones derivaran en enfrentamientos mortales en los que al menos tres personas murieron y 60 resultaron heridas.
Se trata del último episodio de disturbios que pone a prueba al gobierno recién formado del presidente Ahmed al-Shara, que intenta estabilizar el país y reintegrarlo en la comunidad internacional tras 14 años de devastadora guerra civil.
El Ministerio de Defensa de Siria anunció el domingo que, en respuesta a los ataques de “grupos fuera de la ley” contra civiles y fuerzas de seguridad, unidades del ejército equipadas con tanques y vehículos blindados entraron en los centros de ciudades del oeste del país para restablecer la estabilidad.
La agencia estatal siria SANA, citando a autoridades, informó que los ataques durante las protestas en Latakia fueron perpetrados por “remanentes del régimen disuelto” del ex presidente Bashar al-Assad.
SANA indicó que 60 personas resultaron heridas como consecuencia de “apuñalamientos, lanzamiento de piedras y ataques armados” dirigidos tanto contra las fuerzas de seguridad como contra civiles.
Se informó que los enfrentamientos estallaron cuando manifestantes y simpatizantes del gobierno se encararon, y que hombres armados y enmascarados abrieron fuego contra las fuerzas de seguridad.
El Ministerio del Interior dijo en un comunicado que entre los fallecidos había un agente de policía. El equipo de Al Jazeera confirmó que se abrió fuego contra fuerzas de seguridad sirias en el cruce de Azhari en Latakia y también informó que, en Tartus, atacantes no identificados lanzaron una granada contra la comisaría de Al-Anaza en Baniyas, hiriendo a dos miembros de las fuerzas de seguridad.
La violencia se reavivó el domingo cuando miles de sirios alauitas salieron a las calles en las regiones central y costera —tierras de origen de la minoría religiosa— para organizar protestas contra la violencia y la discriminación.
Las protestas habían sido convocadas por el líder religioso alauita residente en el extranjero, Gazal Gazal, tras un atentado mortal con bomba contra una mezquita en Homs el viernes, en el que llamó a “mostrar al mundo que la comunidad alauita no puede ser humillada ni excluida”.
El atentado, que causó la muerte de ocho personas y fue reivindicado por un grupo suní conocido como Saraya Ansar al-Sunna, fue el último acto de violencia contra la minoría religiosa a la que pertenecía el ex presidente depuesto Assad y que tuvo gran importancia bajo su mandato.
Los manifestantes también exigieron que el gobierno implemente el federalismo —un sistema que prevé alejar el poder de la centralización en Damasco y otorgar mayor autonomía a las minorías— y la liberación de prisioneros alauitas.
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