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El SOHR señaló que la mayoría de los 745 civiles fueron ejecutados, además de la muerte de 125 miembros de las fuerzas de seguridad sirias y 148 combatientes pro-Assad. Las cifras de muertes varían considerablemente, y algunas estimaciones sugieren un número aún mayor.

Los enfrentamientos comenzaron el jueves cuando combatientes leales al depuesto régimen de Assad emboscaron a las fuerzas de seguridad en Jableh, una ciudad en la provincia costera de Latakia.

El ataque coordinado y a gran escala representó el mayor desafío hasta la fecha para las autoridades islamistas del país y se produjo tres meses después de que combatientes opositores, liderados por el grupo Hayat Tahrir al-Sham, derrocaran al presidente sirio Bashar al-Assad.

Según The Guardian, para sofocar la insurrección, el gobierno sirio convocó refuerzos y miles de combatientes fueron enviados a la costa siria. Aunque oficialmente están bajo el mando del nuevo gobierno, algunos de estos combatientes han estado involucrados en violaciones de derechos humanos en el pasado, y aún existen milicias relativamente indisciplinadas.

El gobierno sirio insistió en que las muertes de civiles fueron el resultado de "acciones individuales" y que la afluencia masiva de combatientes a la costa ha generado violaciones de derechos humanos.

Según informes de la prensa árabe, el domingo, el presidente interino de Siria, Ahmed El Sharaa, declaró que los acontecimientos actuales "se encuentran dentro de los desafíos esperados". En un video difundido por medios árabes, incluida la televisión saudita Al-Arabiya, Sharaa hizo un llamado a la unidad nacional mientras hablaba en una mezquita.

Según la Red Siria de Derechos Humanos, en la localidad de Al-Mukhtariya, se encontraron cuerpos apilados de decenas de civiles, incluidos 40 que fueron asesinados simultáneamente. En otros videos, se observa a combatientes con uniformes de seguridad ejecutando prisioneros, ordenándoles ladrar como perros y golpeándolos. La autenticidad de estos videos aún no ha sido verificada de manera independiente.

Las nuevas autoridades sirias aseguraron a la comunidad alauita que estarán protegidos bajo su administración y que no habrá asesinatos por venganza. Sin embargo, la ejecución de cientos de civiles alauitas esta semana a manos de las fuerzas de seguridad ha desatado una ola de temor dentro de esta minoría religiosa.